Tal como estaba previsto celebramos el acto solemne, con la asistencia de muchos vecinos que llenaron la escuela y algunos se tuvieron que quedar en la calle.
Fue un Acto Solemne muy emotivo.
Os transcribo el discurso que le preparé:
ACTO SOLEMNE, HIJO PREDILECTO
Hoy es un día memorable en la historia de nuestro Ayuntamiento.
En
este momento damos inicio a este breve pero solemne Acto del nombramiento de D.
Antonio López Alonso como Hijo Predilecto de nuestro Ayuntamiento.
Y lo
primero es agradecer que haya aceptado el nombramiento de este título
honorífico.
Agradeceros
a todos vuestra presencia, que en algún caso ha supuesto un esfuerzo, y el
apoyo que habéis mostrado en cada momento para poder llevar a cabo este
singular acontecimiento.
Para
mí es un privilegio y un honor poder compartir y disfrutar del otorgamiento de
esta distinción tan importante a uno de nuestros vecinos.
Todos
conocéis el proceso que hemos seguido: primero se planteó la propuesta en un
Concejo abierto, en el mes de Agosto. El asentimiento fue total.
Después
elevamos la propuesta al Pleno Municipal y se aprobó por unanimidad de todos
los Concejales.
Aprovechando
el 30 aniversario de la representación del Teatro, hicimos pública esa
propuesta, que fue aceptada por aclamación de todos los presentes.
Se
aprobó definitivamente en sesión Plenaria y en el mes de diciembre se publicó
en el BOP.
Podemos
afirmar pues que esta distinción es otorgada con la participación de todo el
pueblo.
Tal
como establece el Reglamento que tenemos vigente, hoy se culmina celebrando
este Acto Solemne.
Hablaros
a vosotros de Antonio López es tremendamente fácil porque todos lo conocéis tan
bien o mejor que yo. Puedo aseguraros que en la medida que hemos ido
desarrollando el procedimiento para mí se me ha hecho más difícil pues me he
ido dando cuenta que esto es muy poco para lo que él se merece.
En
estos días que hemos colocado la convocatoria por los tablones de anuncios de
los pueblos más cercanos, yo iba recordando las veces que, año tras año,
dedicando su tiempo de vacaciones, él con su coche, su megafonía y alguien que
le acompañara iba anunciando la representación del Teatro del Pueblo de
Trefacio.
Lo
he imaginado en su casa escogiendo la obra de Teatro que mejor se adaptara a
las posibilidades y a los gustos de nuestra gente. Hacer los arreglos
necesarios de esa obra ajustándola a las
circunstancias personales de nuestros actores. Ensayar a doble turno, dedicando
todo su tiempo su energía y su cariño. Y dirigiendo, ante todos nosotros, en
condiciones difíciles, haciendo cada vez más grande, más importante cada
representación. Y así, durante 30 años, de forma consecutiva.
Todos
los sanabreses y fuera de nuestra comarca saben que en Trefacio todos los
veranos hay una obra de teatro y que hay un médico que la dirige.
Todos
saben que ese médico no es un médico cualquiera porque muchos han llamado a su
puerta, aquí o en Madrid y esa puerta se ha abierto para atenderle, para
asesorarle o incluso para operarle.
Todos
saben que dentro de esa bata blanca hay un corazón sanabrés dispuesto a
resolver un problema.
Y
todos hemos acudido a ese corazón.
Y
por eso, a mí me parece que lo que estamos haciendo hoy es muy poco para lo que
se merece nuestro Antonio.
Por
eso, aprovechando la remodelación que nos planteamos hacer en los próximos
meses de la denominación y numeración de todas las calles de nuestro
Ayuntamiento, me atrevo a proponer que una de esas calles, plazas o lugares que
no tienen nombre, se denomine Antonio López Alonso.
Celebraremos
un Concejo abierto con una propuesta concreta y estoy seguro que alcanzaremos
un acuerdo al respecto.
Querido
Antonio, es hora de que tu pueblo, tus amigos, te rindamos el homenaje que tú
te has ganado durante tu vida ejemplar.
Muchas
gracias.
Antonio contestó con unas palabras cargadas de emoción y agradecimiento que calaron profundamente entre todos los presentes arrancando un caluroso aplauso de complicidad.
De verdad, fue muy bonito.
Antonio contestó con unas palabras cargadas de emoción y agradecimiento que calaron profundamente entre todos los presentes arrancando un caluroso aplauso de complicidad.
De verdad, fue muy bonito.
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